La tarea de promover una cultura de paz mediante la educación en derechos humanos

01.02.2023

El reconocimiento formal de algo llamado "derechos humanos" es un legado de siglos de lucha y esfuerzos colectivos. En una primera ola de resultados se trataba sobre todo de poner un límite al abuso de poder de las autoridades (el rey, el príncipe, etcétera) con un clamor fuerte de NO a la tortura, NO a la esclavitud, NO a las desapariciones, NO a la censura, NO al sexismo, NO al racismo, NO a la dictadura... NO a una larga lista de atropellos. Se buscaba abrir espacios de libertades, al menos para cierto grupo privilegiado de personas (los burgueses, los varones, los blancos) para proteger y consolidar su dignidad humana con lo que se empezaba a llamar "derechos civiles y políticos".

El sueño de estos "derechos del hombre (sic)" tuvo mucho eco y logró aglutinar las aspiraciones de más y más grupos de la sociedad, empezando por las mujeres, las clases empobrecidas y las poblaciones esclavizadas: mayorías excluidas en las primeras declaraciones (Revolución Francesa) y constituciones (Estados Unidos). Al democratizarse y abrirse realmente a todas las poblaciones, el imaginario de los derechos humanos se sensibilizó y descubrió nuevas fuentes de dignidad humana. Se incorporaron los derechos sociales, culturales y económicos: derechos de igualdad, equidad, vida digna, educación para todas las personas, salario justo, cuidados de salud. Y constantemente se abrieron más ámbitos de acción para los derechos humanos: los derechos de los pueblos, el derecho al desarrollo, el derecho a un medioambiente sano, el derecho a la paz.

El catálogo de derechos humanos es inmenso y abarca realmente todas las esferas de nuestra vida y de las futuras generaciones. Fruto de luchas históricas, enormes esfuerzos y sacrificios, el ideario de los derechos humanos intenta compartir nuestra Casa Común y construir un futuro donde caben todas y todos. La promoción efectiva de la dignidad humana nos acerca a una paz positiva y posible. La misma búsqueda constante para entender y ampliar nuestros derechos humanos ofrece un contenido concreto a la cultura de paz.

Esta alianza natural entre paz y derechos humanos tiene larga historia, pero poco desarrollo. En medio de los horrores de la Segunda Guerra Mundial se creó un organismo internacional para la "promoción y defensa de la paz y los derechos humanos": la Organización de las Naciones Unidas. La ONU se propuso describir y defender los derechos humanos y garantizar la paz en el mundo y efectivamente ha impulsado una avalancha de declaraciones, tratados, convenciones y pactos internacionales y regionales de derechos humanos. Ha elaborado o patrocinado todo un edificio del derecho internacional de derechos humanos, del derecho al refugio y del derecho humanitario. Con un desarrollo desigual en diferentes partes del mundo existen mecanismos con cierta fuerza para proteger los derechos humanos, basados en la participación soberana de los Estados miembros. Además, al ver que teníamos ya montañas de documentos de defensa legal de derechos humanos, a partir de los años noventa se impulsaron muchos programas de acción (como los Objetivos del Milenio, por ejemplo) para buscar avances más concretos en la satisfacción de garantías de derechos humanos.



El pilar de "los derechos humanos" al menos ha creado mucha legislación, algunos tribunales, la Corte Penal Internacional, programas, acciones, décadas de educación... El pilar de "la paz" ha quedado prácticamente sin desarrollo jurídico: realmente no existe el derecho a la paz todavía, ni siquiera a nivel meramente formal. No existe alguna ley internacional que prohíba la guerra, por ejemplo. El derecho humanitario se desarrolló (en el ámbito de la Cruz Roja) para hacer la guerra "más humana", para regular los conflictos armados y limitar el sufrimiento humano en momentos de crisis violentas. Programas políticos de "paz" como el Consejo de Seguridad (donde dominan las potencias con armas nucleares) y las Fuerzas de Paz (los cascos azules) son bastante limitados y reflejan una estrategia de paz negativa: limitar la guerra.

Paralelo al desarrollo de programas y décadas de acción en el campo de derechos humanos, se empezó a generar la idea de "cultura de paz", un concepto que incluye los avances en la convivencia humana, empezando con las cuatro "des" (derechos humanos, democracia, desarrollo y desarme), equidad de género, cuidado al medioambiente y varias docenas de temas... Podríamos decir que el concepto de "cultura de paz" se refiere generalmente al ideario de derechos humanos, sin Yo estoy con Ucrania. Fotografía de Gayatri Malhotra, Unsplash. tanta construcción jurídica. En la cultura de paz afloran los derechos humanos en toda su riqueza. Promover los derechos humanos genera una cultura de paz positiva.

Problemas en uno de los pilares (paz y derechos humanos) afectan de inmediato al otro. Aun el avance institucional en el reconocimiento de los derechos humanos para todas y todos se muestra bastante frágil ante crisis violentas en la sociedad. Tímidos esfuerzos europeos para ralentizar el calentamiento global y proteger el medioambiente se fueron al traste al escalar el enfrentamiento armado en Ucrania por parte de Rusia. Vivimos el imaginario de un mundo feliz globalizado con libre tránsito para productos y dinero, pero con fronteras mortales -por tierra y por mar- para migrantes sin los papeles adecuados.

¿Son realmente universales los derechos humanos sin un mínimo de paz? ¿Son permanentes tantas conquistas de libertades y obligaciones con las demás personas en un contexto de hostilidad?

Necesitamos educar en, para y sobre derechos humanos para fundamentar nuestra convivencia pacífica. Queremos educar en, sobre y para la paz para permitir el crecimiento y el desarrollo de los seres humanos en todas sus potencialidades. Educamos en derechos humanos, aun sin mencionar estas palabras, creando un ambiente de respeto, confianza, comunicación no violenta, manejo de problemas y conflictos... en una convivencia constructiva. Fomentamos una cultura de paz con espacio para las diferencias y oportunidades para crecer, en el mismo grupo, en la misma aula, con la misma comunidad. Ofrecemos herramientas para convivir, para dialogar, para pelearnos sin violencias.

Porque la paz es probablemente el derecho humano más importante. Porque los derechos humanos ofrecen contexto, condiciones y límites a la cultura de paz.

Me queda claro que los derechos humanos y la paz son demasiado importantes como para dejarlos en manos de nuestros gobiernos. Me toca participar.

Siento que los derechos humanos y la paz son demasiado urgentes como para esperar la salvación de tribunales y comisiones. Buscamos mecanismos de lucha y solución viables en nuestro día a día. Festejo que los derechos humanos y la paz son demasiado vitales como para reducirlos a unos textos. Son la sal y pimienta de nuestra convivencia.

Mtro. Frans Limpens, Licenciado y maestro en Pedagogía, por la Universidad Católica de Lovaina, y candidato a doctor en Derechos Humanos y Desarrollo (Sevilla). Fundador de las asociaciones civiles Educación y Capacitación en Derechos Humanos (Edhuca, 2002) y Acción pro Educación en Derechos Humanos (Aprenderh, 1999-2002). Imparte cursos-talleres para una cultura de paz y derechos humanos con una metodología del juego cooperativo en todo México, Guatemala, Nicaragua, Costa Rica y Colombia. Ha publicado manuales de educación en derechos humanos en Bélgica, España, Costa Rica y México.


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